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Un círculo virtuoso (e incompleto) de generación de valor

¿Qué sentido tiene trabajar simplemente a cambio de una remuneración? ¿Es suficientemente motivante? Las personas somos seres de significado y nos gusta entender para qué hacemos las cosas y, mucho mejor, si lo que hay detrás de lo que hacemos se alinea con nuestros propósitos personales en la vida y con nuestros valores. ¿Qué haríamos si tomáramos consciencia del impacto negativo (en otras personas, en la sociedad o en el planeta) de nuestro esfuerzo en una empresa? Si tuviésemos oportunidad, ¿cambiaríamos de organización para colaborar en otra donde se persigue conscientemente un impacto positivo? Hemos redactado tres artículos que tratan cómo una empresa puede ser también un lugar de desarrollo personal, el porqué y sus beneficios. ¡Empecemos con el círculo virtuoso (e incompleto) de generación de valor!

Una organización donde las personas están poco motivadas y poco formadas difícilmente va a proporcionar un gran servicio, por lo cual será poco probable que los clientes estén satisfechos. Esto se puede producir cuando el aporte de valor está muy focalizado, paradójicamente, en el cliente y en los accionistas, pero se pone a los empleados en una prioridad baja.

Es clave que los colaboradores estén alineados a nivel de valores, dispongan de las capacidades necesarias y estén motivados

Algunas empresas son conscientes de la importancia de tener a sus colaboradores alineados a nivel cultural y suficientemente motivados (su productividad aumentará desde un 20% a un 50% o más1).

El hecho de que haya un alineamiento en valores y que además dispongan de las capacidades necesarias proporciona predictibilidad y confianza. Esto nos permite desarrollar lo que denominamos como “A-Player”, “the right person in the right seat”2).

Dado que estos aspectos son factores clave para que los clientes reciban un mejor servicio, invertir en ellos redundará en mayores beneficios económicos, parte de los cuales se pueden volver a reinvertir en los trabajadores y así aumentar su bienestar. De este modo, es posible crear lo que denominamos un “círculo virtuoso de generación de valor” (gráfico inferior).

Entrando en un poco más de detalle, ¿cómo se puede crear ese entorno motivante?3

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Otorgando suficiente autonomía en las tareas.

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Invirtiendo en desarrollo profesional para crear una organización de alto rendimiento.

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Uniendo a los colaboradores alrededor de un propósito empresarial (por ejemplo, el de ser “los mejores” dentro de nuestro mercado).

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Fomentando un buen ambiente de trabajo con gran conexión social.

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Proporcionando reconocimiento a los equipos y personas.

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Y, por supuesto, con unos buenos sueldos.

Si el propósito es simplemente ganar más dinero, pueden suceder cosas éticamente cuestionables: en lugar de crear más valor para la sociedad, lo destruyes

El problema detrás de todo esto se produce cuando la empresa persigue un objetivo meramente instrumental para conseguir mayores beneficios económicos. Si el propósito es simplemente ganar más dinero, pueden suceder cosas éticamente cuestionables, ya que la destrucción de valor social y ecológico, en ocasiones, resulta muy rentable.

Pensemos, por ejemplo, en los costes sociales y medioambientales que genera el “fast fashion”. Este modelo de negocio, con una producción altamente contaminante, crea artículos que caducan mentalmente mucho antes de hacerlo materialmente. Además, su producción se acostumbra a localizar en países lejos de donde se consume, con el fin de abaratar costes y ser más rentables a costa de condiciones laborales, en ocasiones, muy precarias.

El concepto de rentabilidad se ha pervertido por el hecho de que el precio de los productos que consumimos no incorpora el impacto colateral de lo que las escuelas de negocios denominan “externalidades” (aspectos sobre los cuales de manera consciente la empresa no se quiere sentir responsable). Bajo una perspectiva global, en lugar de crear más valor para la sociedad, se destruye por no tener en cuenta los efectos secundarios del modelo de negocio sobre las personas ajenas a la empresa, la sociedad o el medio ambiente. En esta dinámica, consideramos que este círculo virtuoso de generación de valor es incompleto. Así pues, se puede llegar a la paradoja de crear una empresa donde la gente esté muy motivada pero desarrollando un producto cuyas implicaciones sean negativas. Como por ejemplo, favoreciendo que haya personas que pasen por situaciones difíciles (laborales o de salud, por ejemplo), empujando a crear una sociedad más desigual, o ensuciando el planeta, reforzando el cambio climático, explotando recursos naturales de manera que se acaba con los ecosistemas, la biodiversidad y hasta las comunidades locales. Todo ello, en oposición a los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas (ODS)4. Para evitar esta situación, el liderazgo de la empresa se puede preguntar: ¿Qué tipo de impacto quiero dejar yo en mi vida? ¿Cuál es el propósito para el cual existe esta organización? Lo exploraremos en el siguiente artículo.

1Warwick University – Happiness and Productivity
2Jim Collins – Good To Great
3Daniel Pink – Drive
4United Nations – Sustainable Development Goals.

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